Actividad 20: el Museo de El Prado y sus mujeres: breve repaso histórico

En esta escueta entrada, pretendo dar una pequeña pincelada sobre la posición de la mujer en el mundo de la restauración y la conservación de arte a lo largo de su historia hasta nuestros días.


 El mundo del arte, como casi en todas las disciplinas históricas o que impliquen conocimientos, ha sido siempre cosa de hombres. En el caso del arte, siempre hubo artistas mujeres, bien distinto es que se les haya dado la oportunidad de mostrarse al mundo como tales. Las mujeres siempre han estado en la sombra de todas las profesiones que suponían un reconocimiento o dedicarse a ello en cuerpo  y alma. En la sombra o sencillamente fuera de mercado, desarrollando sus funciones de mujer: criar y cuidar.

En la disciplina de la restauración de obras de arte, ocurre lo mismo. A grosso modo, el interés por el mantenimiento o arreglo de bienes preciados se remontan a los inicios de la humanidad, pero no es hasta la edad media cuando comienza a considerarse como un trabajo artesano, dando un pequeño salto cualitativo en el renacimiento. Más adelante, en el S. XIX, aparecen figuras masculinas como arquitectos y artistas, que comienzan a redefinir el arte según su gusto y criterios, la llamada " restauración en estilo" . Un ejemplo conocido por todos, es la recientemente desaparecida aguja de la catedral de Notre Dame en París, la cual fue obra del arquitecto Viollet Le Duc, y que ninguna relación tenía con la arquitectura original del templo. 

Es cuando en el S. XX, después de haber tocado prácticamente cualquier pieza de valor artístico, se paran un momentito y deciden elaborar y establecer unos criterios de cara a tratar una obra, de la mano de Cesare Brandi, teórico de la restauración que plasma este acuerdo en la Carta de Venecia, en 1964.

Durante este breve recorrido en el que sólo aparecen como personajes importantes hombres, también estuvieron presentes las mujeres. Desde artistas como Camille Claudel, amante de Rodin, quien plagió sus obras y a causa de eso ella fue encerrada en un manicomio, pasando por Isabel de Braganza, fundadora del Museo del Prado, con una ingente cantidad de conocimientos sobre arte y consiliaria de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que transformó el museo de ciencias naturales en El Prado que hoy todos conocemos hasta...nuestras mujeres restauradoras de la actualidad.

La restauración y conservación de obras de arte ha pasado de ser una profesión masculina a ser femenina casi en su totalidad, sobre todo y curiosamente, a partir de los años 70 cuando comenzó a ser formación universitaria. 

El gabinete de restauración del Museo del Prado abrió sus puertas en 1827 por primera vez, siendo solicitado por los propios pintores, quienes reclamaban un área que se encargase de los arreglos y mantenimiento de las obras. Pero no fue hasta 1974 cuando entraron las primeras mujeres al gabinete, siendo algo completamente novedoso, pero que desde entonces no ha dejado de ser una constante el el Museo. Las siguientes generaciones han continuado siendo mayoritariamente femeninas, dando un cambio radical a la gestión de este área del Museo. A día de hoy, mujeres como Sonia Tortajada, María López Villarejo o María Álvarez-Garcillán, dirigen departamentos enteros o restauraciones de obras complejas y de grandes artistas, dejando claro que la capacidad de liderazgo y el amor al arte, no es sólo cosa de hombres.

En la imagen, María Álvarez-Garcillán con un Giuseppe Leonardo, Fuente: El País


La condensa de Chinchón, de Francisco de Goya, siendo intervenida por Elisa Mora Sánchez. Fuente: El País.

Comentarios

  1. Me ha encantado este post, creo que es muy necesaria la perspectiva de Género en el patrimonio artístico, pues no sólo es que no estemos presentes (reconocidas más bien) como artistas sino que muchas veces tampoco lo estamos como gestoras. Enhorabuena por esta investigación.

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